miércoles, 3 de septiembre de 2008

LA ROSA DEL DESIERTO





El vendedor de rosas del desierto esta dormido en su chabola de tablas y chapones,
mi amigo, el belga que nació en el Congo, las curiosea, se hace fotos junto a ellas,
y cuando de un portazo se mete en el coche, el vendedor se despierta, se incorpora y sale corriendo al tórrido exterior de la tarde. Desde el frescor del coche contemplo por el espejo retrovisor su mirada dormida y confusa empequeñeciéndose detrás de una nube de polvo, y pienso que algún día deberíamos comprarle una, aunque no nos la lleváramos, y la dejáramos otra vez allí, plantada en su desierto.

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