jueves, 4 de septiembre de 2008

BUÑUELO EN TINDOUF O EL SERMÓN DEL FUEGO


Correo electrónico a Javier Gago, churrero, psiconauta y mercader de ámbar.




Aquí es más verdad lo que decía el Buda, que todo arde, que el mundo está
ardiendo, imagínate una playa de fuego y el mar no esta por ningún sitio y por mucho que andes nunca llegas a la orilla, y no es nudista, sino que todo el mundo va envuelto hasta las orejas como momias largas y elegantes, corazón hermano, mi amigo más afín y al que menos veo, ayer me comí un buñuelo y me acordé de ti, cuando me respondiste con razones técnicas y económicas porqué se dejaron de hacer, e imaginaba tu análisis organoléptico y gastronómico,” exceso de aceite, masa ligeramente cruda…” ¡Tío!, habrías concordado con el doctor muerte que estaban de ídem; los buñuelos son la solución de todos los problemas que afligen a los súbditos del tardocapitalismo tecnotonto y fofo. Desde el poblacho polvoriento de Tindouf; donde el café se sirve con leche en polvo chorizada al World Food Program y yo soy el único turista porque no hay nada que ver, tu hermano en el gitaneo infinito.

No hay comentarios: